La Clínica de Gastroenterología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, sita en el ala oeste del piso 4 del Hospital de Clínicas, es sede del Postgrado de Gastroenterología y de las Diplomaturas de Hepatología y Endoscopía Digestiva.
Compartimos un artículo escrito por el Prof. Dr. Elbio Zeballos acerca de la historia de la Gastroenterología.
En el año 1994 con motivo de conmemorarse los 60 años de la fundación de la Sociedad de Gastroenterología del Uruguay (SGU. 14 XII 1934) y los 50 años de la creación de la Clínica de Nutrición y Digestivo de la Facultad de Medicina (21 XII1944) iniciamos la investigación acerca de cómo se originaron. Ambas consolidaron institucionalmente la especialidad en nuestro país y son el punto de partida de una nueva etapa del desarrollo gastroenterológico. También nos condujo a conocer y reconocer a quienes con su esfuerzo tuvieron la visión y la capacidad de forjarlas.
El aparato digestivo está integrado por una variedad de órganos de estructura y organización complejas. Necesitan de un ajustado y armónico funcionamiento para cumplir con el objetivo primario y vital que es la nutrición. Es reconocida la dificultad de abordaje al estudio del tubo digestivo y sus órganos anexos, tanto clínicamente como a través de los estudios auxiliares. Ello condujo a que en los comienzos, fuera reconocido por quienes hacían ejercicio de la medicina, sólo lo que del tubo digestivo emergía: vómitos, diarrea, hemorragias, procidencias hemorroidarias. En la medida que el conocimiento clínico fue progresando, se comenzó a valorar el volumen del abdomen, gruesas tumoraciones o visceromegalias, cuyos caracteres de superficie, consistencia y sensibilidad eran recogidos por los experientes órganos sensoriales de quien examinaba. De ese modo, algunas enfermedades eran reconocidas y asimismo, de alguna manera tratadas.
La antigua medicina china hacía referencia al granado, que cumplía funciones como vermífugo, así como el ruibarbo era utilizado como laxante. Los sumerios consideraban al hígado como el órgano más importante para la vida.
El libro de Susruta, en la India, informa sobre el uso de enemas de agua y aceite, purgantes y vomitivos. Hipócrates otorgaba enorme valor a las enfermedades abdominales, considerando especialmente los vómitos.
La patología hemorroidaria era un tema de permanente preocupación y cruentos procedimientos se practicaban para su corrección.
En nuestra América, durante la Conquista y la Colonia, los tratamientos eran conducidos por curanderos, indígenas, empíricos y algún médico proveniente de ultramar. La coca ya era conocida y bajo diferentes formas de preparación utilizada como calmante de las dolencias gástricas.
A principio del siglo XIX era poco aún lo que se indicaba con fines terapéuticos: algunas tizanas, procedimientos mecánicos, uso de láudano en enemas entre otros. A comienzos de este siglo el texto de Patología Interna de Diulafoy de 1901, conduce al diagnóstico clínico y la confirmación por la autopsia.
El tratamiento para la úlcera, de valor reconocido, consistía en el régimen lácteo de Cruveilhier: un tazón de leche cada 2 horas (3 a 4 litros por día), más 1 cucharada grande de agua de cal, más 1 mg. de clorhidrato de morfina y 3 mg. de clorhidrato de cocaína. La magnesia podía ser utilizada como alcalino. También el bicarbonato de sodio calmaba el ardor intenso y la pirosis.
No se sabe con exactitud cuándo y cómo se inicia la especialidad. Algunos historiadores aprueban un comienzo legendario cuando la mañana del 6 de junio de 1822, el Dr. William Beaumont (17851850), que era cirujano militar, mientras cumplía servicio en el norte de Michigan, debió atender a un franco-canadiense llamado Alexis St.Martin (1794-1881). Este agonizaba luego de recibir un disparo de escopeta desde muy corta distancia. Beaumont trató la grave herida y dejó su estómago expuesto, fistulizado a la pared abdominal. Una cuidadosa y sistemática observación, le permitió demostrar la presencia de ácido clorhídrico en el jugo gástrico, y establecer la relación entre el estado emocional, la secreción gástrica y la digestión. El producto de su investigación se publicó en 1833 titulado: «Experimentos y observaciones sobre el jugo gástrico y fisiología de la digestión». Tuvo poco éxito en América, pero fue reconocido en Europa como un punto de partida para la futura investigación fisiológica en gastroenterología.
De allí en adelante, gastroenterología y cirugía recorrerán muchos caminos comunes sin poder establecer límites categóricamente definidos.
En 1885 Ismar Boas (18581938) establece en Berlín la primera clínica dedicada a enfermedades digestivas y posiblemente haya sido el iniciador de la especialidad clínica. En su clínica, entre 1885 y 1910, se entrenaron muchos médicos de todo el mundo. Publicó numerosos textos de la especialidad. Entre otros, fue fundador en 1895 y editor hasta 1933 de la primera revista médica de enfermedades digestivas, conocida hoy con el título «Digestión». Se suicidó en Viena en 1938.
Mientras tanto, Billroth en 1881 en Viena, realiza la primera gastrectomía programada.
La Gastroenterología se apoya en los exámenes complementarios VII pasaje de la clínica pura basada en la observación y en el máximo desarrollo de los sentidos hacia el diagnóstico apoyado en métodos de estudio complementario, se inició en las últimas décadas del siglo pasado. Fue tomando mayor auge en los primeros años de este siglo. En ellos se va afirmando el conocimiento y creando las especialidades.
En 1895, Rontgen descubría los rayos X. Se iniciaban los estudios por imágenes que en su perfeccionamiento posterior dieron una base firme a la gastroenterología.
Al comienzo, la radiología simple permitía entre otras cosas, la observación de cálculos biliares radiopacos, del neumoperitoneo en la perforación de vísceras huecas y de la presencia de niveles en las oclusiones del intestino.
En 1897 Rumpel utilizando una solución al 5% de subnitrato de bismuto como medio de contraste logra visualizar el esófago y poco después Walter Cannon reemplaza el bismuto por bario y se perfilan con más nitidez imágenes del esófago, estómago e intestinos. Debieron pasar algunos años hasta que en 1924 Graham y Cole realizan la colecistografia oral.
Haciendo referencia a esos progresos en el diagnóstico, Varela Fuentes, en los años 40, en nuestro país decía:»…en 1920 era difícil asegurar un diagnóstico de litiasis que ahora nos resulta tan sencillo. A veces se diagnosticaba y el cirujano encontraba una vesícula normal» y Chauffard, su maestro en Francia, comunicaba:»… seamos muy prudentes con lo que anunciamos. La cirugía biliar es una cirugía de sorpresas».
Poco después Einhorn introdujo el sondeo duodenal y Lyon creó su clásica prueba. Otro aporte trascendente del diagnóstico en gastroenterología comenzaba a gestarse en 1868 cuando Kussmaul, utilizaba en un tragador de sables un tubo metálico de 13 mm de grosor, probando que era posible llegar hasta el estómago con un tubo recto. Sin embargo, debe considerarse como verdadero fundador de la gastroscopía a Mikulicz, quien en 1881 observó por primera vez algunos aspectos de la mucosa, así como el funcionamiento del píloro.
Pasaron algunos años hasta que en 1910 Loeming y en 1911 Alsner lograron los primeros gastroscopios verdaderamente utilizables. En 1932 aparece el gastroscopio flexible de Wolf-Schneider y en 1958 la fibra óptica.
En nuestro país, en la sesión de la Sociedad de Gastroenterología del Uruguay del 26/ 11/1946 (Acta 103), el Prof. C. Muñoz Monteavaro presenta su trabajo: «La gastroscopía en el diagnóstico de la gastritis», donde se expresa que corresponde al primer trabajo conocido en lo nacional.
Fue la Escuela Alemana de Medicina la que dio impulso primariamente a la endoscopía, línea que luego tomó y desarrolló la industria japonesa. Un camino semejante siguió la visualización de la cavidad abdominal por el método laparoscópico, que se iniciara con Kelling en la experimentación animal, continuara con Jacobeus en 1910 en enfermos ascíticos y se desarrollara con Kalk.
En el campo de la fisiología, William Bayliss y Ernest Starling en Londres, descubren en 1902 la secretina, revolucionando los conceptos, al reconocer que la función de un órgano se regula por una sustancia química. Casi inmediatamente John Edkins demostraba el estímulo de secreción gástrica ácida por intermedio de la gastrina.
En la primera mitad del siglo pasado, los hospicios y conventos eran en nuestro país los lugares donde se amontonaban los enfermos. El Hospital de Caridad, nuestro Hospital Maciel, reunía indigentes, hambrientos, extranjeros sin domicilio y náufragos, población hospitalaria que se incrementaba en momentos de guerra, revoluciones y epidemias.
Es interesante destacar que tres enfermedades en estrecha relación con la gastroenterología y la nutrición, la fiebre amarilla, el cólera y el escorbuto generaban los mayores estragos de la época.
El ejercicio de la medicina se convertía a veces en actos heroicos que los médicos pagaban con sus propias vidas y muchos de los procedimientos quirúrgicos se realizaban sobre la mesa de una casa de familia.
La medicina uruguaya desarrolla un mayor sentido científico a partir de la fundación de la Facultad de Medicina en 1875. Coinciden esos años con el amibo de médicos europeos y de uruguayos que concurrieron a formarse en Europa, especialmente en París. Muchos de ellos se convirtieron en «Patrones», al mejor estilo de la Escuela Francesa. Fueron admirados y respetados por sus discípulos, a los que impusieron las nuevas técnicas y procedimientos de la «moderna» medicina europea.
El Profesor Navarro recordaba que siendo interno en el Hospital Saint Antoine de París, un domingo por la mañana, se sintió atraído desde una sala por un intenso olor a quemado. En medio de la sala había un brasero encendido y sobre el carbón al rojo vivo, unas tenazas, a su lado sobre una cama un paciente en genu-pectoral se disponía a recibir la cauterización de su procidencia hemorroidaria.
En 1897 Navarro operaba apendicitis aguda, Enrique Pouey iniciaba la cirugía biliar en el Hospital Maciel y Bottaro en 1905 hacía la primera colecistectomía con drenaje del colédoco. En 1899 la aspirina revolucionó la terapéutica por sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias. En el servicio del Prof. Lamas, cuando se deseaba eludir el período agudo en las colecistitis, se las trataban con bolsa de hielo y aspirina.
Al impulso de los grandes maestros de principio de siglo, aunque de un modo disperso, comienza a gestarse la gastroenterología. Se consideraban casos clínicos hepatogastroenterológicos en todos los servicios, tanto médicos como quirúrgicos. Comienzan a surgir interesantes trabajos como el libro «Lesiones y Enfermedades del Hígado» que edita la imprenta «El Siglo Ilustrado» en 1904, del que es autor el Prof. Américo Ricaldoni, y que cronológicamente se constituye en la primera obra de este tipo en nuestro país.
De ese mismo año 1904 encontramos en la publicación «Tierra de Promisión'», publicidad que hace referencia a la especialidad del Dr. Arturo Garabelli » Especialista en niños y enfermedades del estómago» y otra que sugiere el uso de laxantes en mujeres embarazadas.
Posteriormente dentro de esas clínicas se perfilan individualidades y luego grupos que van definiendo a la especialidad. Con el impulso de sus maestros y la formación adquirida en Europa y sobre todo en Francia y Alemania, se inicia el trabajo con una más clara orientación gastroenterológica apoyados en las nuevas técnicas de diagnóstico. Varela Fuentes regresa en 1923, Germán Rubio en 1924 y Carrere en 1925.
Varela Fuentes demuestra una clara orientación hacia la hepatología y con un profundo sentido de la investigación revoluciona nuestro ambiente con sus aportes. El Prof. Alfonso Lamas, su maestro en Cirugía, lo estimula ofreciéndole en su clínica la posibilidad de dictar clases semanales, que Varela cumple desde 1926 a 1934.
La Clínica Médica del Prof. Bordoni Posse en la Sala Pedro Visca del Hospital Maciel comienza a reunir un grupo de colaboradores con precisa orientación hacia las enfermedades del aparato digestivo y la nutrición, grupo que más adelante constituirá el núcleo que inicia el Centro de Enfermedades del Aparato Digestivo en ese Hospital. J. A. Gandolfo Canesa y Germán Rubio fueron los pioneros. En su desarrollo contaron con el apoyo radiológico de Cunha, Barcia, Zerboni, Gorlero y Zubiaurre.
El Prof. Enrique Pouey, nacido el 9N/1858, se graduó en 1884 conjuntamente con los Dres. Salterain y Soca. Usufructúa una beca en Francia donde se vuelve a graduar como médico y de regreso al país es nombrado Profesor de Medicina Operatoria y en 1895 Profesor de Clínica Ginecológica de la Facultad. Es Pouey quien impulsa, en un reducido espacio de su clínica del Hopital Pareira Rossell al Dr. Julio Carrere. Allí desarrolla Carrere su policlínica gastroenterológica cuando corría el año 1925, a su regreso de Europa.
El Dr. Julio Carrere había nacido en Montevideo el 19 de mayo de 1887 y se había graduado en nuestra Facultad de Medicina a los 23 años. Luego de un breve período en que ejerce en la fronteriza ciudad de Río Branco, obtiene una misión del gobierno y viaja a Francia cuando corría el año 1912. Su cometido no era precisamente la gastroenterología, pero comienza en las clínicas francesas a interesarse por las enfermedades del aparato digestivo. Ya se publicaban obras como las de Albert Mathieu (1910) con una clara orientación en la especialidad.
Regresa en 1916 y luego de permanecer 8 años en nuestro país, vuelve a París con un objetivo definido, estudiar en el Hotel Dieu con los Profs. Gilbert, Villaret y Duval, a quienes junto con Pouey recuerda como sus viejos y venerados maestros. Permanece un año en Francia y también aprovecha para visitar clínicas de Alemania, Italia y Suiza. A su regreso en 1925 publica su trabajo «Investigación sobre el rol patógeno y tratamiento de Lamblias Intestinales», parásito que según se ha señalado, el Dr. Carrere fue el primero en reconocerlo en el Uruguay. Por inspiración del entonces Consejero de Salud Pública y maestro de la cirugía uruguaya Prof. Eduardo Blanco Acevedo, se crea el 17/8/1928, en el ámbito de la Clínica del Prof. Pouey, una Policlínica destinada al estudio de enfermos con patología digestiva, de la cual Carrere ejerce su dirección honoraria. Allí, rodeado de sus colaboradores, logra cristalizar algunas de sus ideas. Organiza la asistencia y expone sus conocimientos hasta que el 16/ 5/1934 el Poder Ejecutivo decreta la creación del Centro de Gastroenterología en el Hospital Pereira Rossell bajo su dirección logrando la autonomía de la especialidad digestiva.
En poco tiempo jerarquizó e innovó en técnicas de diagnóstico y tratamiento. Difundió sus trabajos que fueron múltiples, participó en congresos, publicaciones, y conferencias en nuestro país y en el exterior, obteniendo un amplio reconocimiento a su labor y recibiendo las más importantes distinciones por parte de las Sociedades Científicas del Continente. Viaja a EEUU invitado por H. Bockus y B. Crohn, maestros de la Gastroenterología americana, dictando clases sobre la «Dinámica Intestinal». Como descanso dejaba el arte de la medicina y se volcaba a la pintura, seguro de que no era la vía de su trascendencia, solía decir que sólo pintaba para él. En su tarea lo acompañaron muy de cerca dignos colaboradores como Felipe Marín, Julio Moretti, Venancio Tajes destacado proctólogo, Carlos A. Estapé quien fue trabajador permanente por la SGU de la que fue presidente en 1940, 1944, 1947 y 1953 y por la integración de los gastroenterólogos americanos a través de la creación de AIGE.
J. Carrere y la fundación de la Sociedad de Gastroenterología del Uruguay.
Cruzando el Río de la Plata, en 1925 se comienzan a publicar los Archivos Argentinos de Gastroenterología bajo la orientación del pionero de la especialidad el Prof. Carlos Bonorino Udaondo.
Poco tiempo después, el 10/5/1927, se funda en Buenos Aires la Sociedad de Gastroenterología y Nutrición, siendo integrantes de sus primeras Comisiones Directivas, Bonorino Udaondo, Finocchieto, Mariano Castex, Bernardo Houssay y Luis F. Leloir. Estos dos últimos recibirían con los años el Premio Nobel.
En ese entonces el intercambio con los colegas argentinos era frecuente pero no tanto como lo sería en los años venideros.
Corría 1934, año en que reciben el Premio Nobel: George Minot, William Murphy y George Whipple. Se había descubierto la vitamina B12 y relacionado con la aclorhidria la causa de la hasta ese momento temida anemia perniciosa.
En el Uruguay, ya finalizando el año, el 14 de Diciembre de 1934, se reúnen en los Salones del Club Médico de la Avenida 18 de Julio 1070, el Dr. Augusto Turenne como Presidente de la Federación de Sociedades Científicas y los Dres. Julio Carrere, Fernando Gómez, Juan Dubourdieu, Juan Gandolfo Canessa, J. Rossemblat, Ricardo Bastos Peltzer, Julio López Estevez, Carlos A. Estapé, Juan Oliver, M. Bianchi Varese, Venancio Tajes, Miguel Trianon, J. Nario, J. Rodríguez, Julio Barros Mendía, Miguel Serna y Esteban Vieira, quienes proponen la creación de la Sociedad de Gastroenterología del Uruguay y el 29 de Diciembre del mismo año, queda constituida su primera Comisión Directiva, bajo la Presidencia del Dr. Julio Carrere y donde se destaca la presencia como vocales de los Dres. B. Varela Fuentes y Germán Rubio.
Se inicia la actividad societaria y se propone como objetivo «el estudio de las cuestiones relacionadas con la fisiología y patología digestiva, de la nutrición y cuadros alérgicos» (Artículo 1 de los estatutos).
Posteriormente se fundarán la Asociación Interamericana de Gastroenterología creada oficialmente el 10/10/1946, siendo su primer presidente Carlos Bonorino Udaondo, y la Organización Mundial de Gastroenterología cuyo primer presidente fue Henry Bockus.
En 1942, como reconocimiento a su trayectoria el Dr. Carrere recibe el homenaje de sus colegas, el que reúne a los más destacados gastroenterólogos rioplatenses.
El 21 de Diciembre de 1953 a las 8:10 de la mañana fallece a los 66 años, Julio Carrere luego de haber sufrido un infarto de miocardio, cuando tenía en preparación el libro «Cuadros funcionales del aparato digestivo». Lo sucedió en la Dirección del Centro de Gastroenterología, otra destacada personalidad el Dr. Julio López Estevez, Presidente de la SGU en 1941 y 1946, quien fallece en 1956.
Retomemos la Gastroenterología en el Hospital Maciel y analicemos allí a 3 figuras principales: Juan A. Gandolfo Canessa, Germán Rubio y Benigno Varela Fuentes. Germán Rubio regresó de Francia en 1924. Reconoce como su maestro y guía al Prof. Bordoni Posse,introductor de la insulina en el Uruguay. Orientan y organizan la enseñanza de la gastroenterología, incipiente especialidad, en la Sala Lavalleja del Viejo Hospital Maciel. Gana el Premio Soca de 1932 con el libro escrito en colaboración con el Prof. Fernando Gómez, «Estudio funcional del estómago, duodeno y glándulas digestivas anexas en la tuberculosis intestinal». En 1936, publica junto al Dr. Andreón, «Enfermedades del Intestino».
Como reconocimiento a su extensa y valiosa labor docente el Consejo de la Facultad de Medicina lo designó en 1950 con el título de Profesor AdHonorem.
Cuando se crea el Centro de Enfermedades del Aparato Digestivo y Nutrición del Hospital Maciel, cuya fecha exacta no conocemos pero situamos alrededor del 1942, es nombrado Director el Dr. Juan Antonio Gandolfo Canessa y como Subdirector lo acompaña el Dr. Germán Rubio.
El Dr. Gandolfo no desarrolló una carrera docente oficial pero es coincidente la opinión que lo define como un eminente e ilustrado gastroenterólogo, con sólida formación, que enseñó en forma permanente a quienes a él se acercaron como colaboradores, a quienes también exigía en su trabajo. Gran lector, actualizado, siempre al día en la bibliografía, no fue un gran publicador de trabajos. Uno de los temas de su preocupación era la amebiasis que por ese entonces, (años 40) se encontraba con cierta frecuencia en nuestro país. Su gran prestigio hizo que en su momento fuese el gastroenterólogo que contaba con mayor número de pacientes en actividad privada. Han pasado más de 30 años de su fallecimiento y sigue siendo recordado con afecto y respeto por sus antiguos pacientes o los familiares de aquellos.
Con la orientación de Gandolfo Canessa y Rubio, el Centro del Maciel formó Numerosas figuras de la medicina nacional: Ricardo Enciso en Diabetología, Julio Barros Mendía profundizando la especialidad en sus aspectos nutricionales, Horacio Gutiérrez Blanco y Sánchez Palacios en proctología, Humberto Lorenzo y Lozada en la cirugía gastroenterológica y proctológica, y Julio Vareta López en los estudios de sondeo gastroduodenal.
Benigno Vareta Fuentes nació en Galicia en 1894. Siendo muy joven se radicó con su familia en Montevideo. Se recibió de Médico el 4/10/ 1918, con el mejor promedio de calificaciones que haya obtenido un estudiante de la Facultad hasta ese momento. Le correspondió Medalla de Oro y beca de estudio.
Era un gran deportista. Hasta sus últimos años practicaba la natación en invierno y verano en las playas de Montevideo. Con profundo sentido musical ejecutaba el violín y es recordada su participación en un Concierto en la Facultad en Setiembre de 1916 junto a Rossemblat, Francisco Soca y Héctor Rossello.
Luego de recibido ejerció por 9 meses como médico rural en Pirarajá donde le tocó vivir y asistir durante la famosa pandemia de «Gripe Española». A fines de 1919 viaja a Europa. Trabaja en Berlín con el Prof. F. Umber, en París con Vidal, Chauffard y Bezancon, en Viena con Hans Eppinger quien despierta su interés en la hepatología.
Es de interés destacar que H. Eppinger había nacido en 1879 en Praga, fue Jefe de los Departamentos de Medicina de Freiburg, Colonia y Viena y contribuyó al conocimiento de la patogenia y fisiopatología de las enfermedades del hígado. Al terminar la 28 guerra, el Juicio de Nuremberg dejó establecida su participación en experimentos practicados en los campos de concentración y se suicidó en 1946.
La Asociación Internacional para el Estudio del Hígado que había creado el «Premio H. Eppinger» como máxima distinción de la Hepatología cambió su nombre por el de Hans Popper, discípulo suyo, judío de origen, artífice del desarrollo de la hepatología moderna.
Varela hablaba correctamente francés, alemán, inglés, italiano, portugués y por supuesto español. Lo acompaña en sus estudios su amigo e inseparable colega el Dr. Pascual Rubino. En su estadía en Madrid conoce a Ramón y Cajal y allí encuentra trabajando junto a su maestro, a Clemente Estable, nacido en 1894, con quien mantuvo una profunda amistad. Regresa de Europa, trabaja en el Hospital Maciel y de 1932 a 1937 dicta un Curso Libre de Clínica de Enfermedades Digestivas y la Nutrición. En 1936 es Profesor Agregado de Medicina y en 1941 Profesor Titular de Patología Médica.
El Prof. Bordoni Posse había propuesto al Consejo de la Facultad el cambio de orientación de su cátedra de Clínica Médica lo que fue aceptado. Ejercía el Decanato el Prof. Julio García Otero. Reconocido Varela Fuentes como el más apto para ocupar ese cargo en virtud de sus relevantes méritos, el 21 de Diciembre de 1944 es designado como primer Profesor dando comienzo oficialmente para la Facultad de Medicina la Especialidad Gastroenterológica. «La producción científica de Varela Fuentes deja la impresión de una labor imponente cuya apreciación sintética se hace difícil de exponer brevemente». Así se iniciaba el Juicio del Tribunal integrado por 5 maestros de la Medicina Nacional que debieron juzgar sus méritos como asesores del Consejo en su aspiración a la Cátedra de Patología Médica. José Bomba, Pablo Scremini, Arturo Lussich, Arnoldo Berta y César Bordoni Posse. Y continuaban: «La obra tiene los méritos de la continuidad, audacia en la concepción, absoluto rigor científico, profunda originalidad, trascendencia práctica y ejemplar espíritu didáctico. Merecen un comentario especial tres aportes:
1) Su contribución a la exploración funcional de la vesícula biliar representa un progreso en el diagnóstico diferencial de las enfermedades vesiculares.
2) Los estudios sobre bilirrubina y bilirrubinemias aúnan su indiscutible originalidad a sus proyecciones prácticas.
3) El libro «Acidosis y alcalosis en la Clínica», con prólogo de G. Marañón es un modelo en su género como obra didáctica.
El Prof. Bernardo Houssay decía: «es el estudio más importante que se ha escrito en castellano sobre equilibrio ácido base y uno de los mejores y más completos que existen en la literatura universal (.tulio 1941)». Inicia sus actividades en las Salas Argerich y Vilardebó del Hospital Maciel. En marzo de 1945 lo acompaña como primer adjunto de su clínica cl Dr. Horacio Gutiérrez Blanco. Al finalizar éste, lo sucede el Dr. Walter Mescia, ambos de destacada trayectoria en la Gastroenterología nacional. En sus comienzos hubo de vencer muchas dificultades. Era difícil obtener pacientes de la especialidad. Esto fue superado gracias a la generosidad y comprensión de los Prof. Rubio y Gandolfo, constituyéndose el Centro de Enfermedades del Aparato Digestivo como consulta externa de la Cátedra, hasta 1956, en que se produce su traslado al Hospital de Clínicas dando comienzo a un nuevo período.
El día de su clase inaugural lo acompañan en el acto, el Dr. Bernardo Houssay, Director del Instituto de Fisiología y el Dr. Nicolás Romano Profesor de Cínica Médica y Presidente de la Asociación Médica Argentina, como «fiel símbolo de la tradicional hermandad de la medicina rioplatense» como él lo expresa y agrega «ellos participan de nuestra inquietudes y nuestra alegrías».
También lo acompañan el Prof. Hornero Fleck catedrático de la Facultad de Medicina de Porto Alegre. En una parte de su alocución se refiere con entusiasmo a los avances que le han tocado vivir: «ver nacer la Endocrinología y la vitaminoterapia, el descubrimiento de los virus, el desarrollo de las técnicas radiológicas y el nacimiento de la moderna quimioterapia que comenzó con el salvarsan para llegar ahora hasta las sulfamidas».
Recuerda a sus maestros: Quíntela, Mérola, Scosería, Lussich, Scremini, Morquio, y Lamas. Varela Fuentes agradecía que durante 8 años había podido desarrollar su inquietud gastroenterológica en la Clínica Quirúrgica de su maestro (Sala Maciel). Su trayectoria como Profesor fue brillante, destacándose en nuestro país así como en reuniones internacionales, retirándose de la Clínica al cumplir los 65 años en 1959.
Sus discípulos y colaboradores fueron muchos y muy destacados durante tantos años de actuación: Rubino con quien realizó valiosos trabajos en colaboración, Apolo que se orientó a la Cirugía Plástica, Duomarco a la Cardiología, Canzani como Hematólogo, Munilla en Nutrición y Vitaminas.
En la línea de la Gastroenterología: Gutiérrez Blanco, Martínez Prado, Varela López quien desarrolló los estudios de sondeo, verdadero creador de este tema y muchos más, pero quizás todos los que seguimos esta disciplina nos sentimos de alguna manera sus discípulos, pues su docencia se prologó en el tiempo.
Varela Fuentes falleció en 1965 a los 71 años por infarto de miocardio. Era un apasionado de la botánica y de la jardinería. Testigo de esta inclinación es que 16 palmeras que rodean el Palacio Legislativo y el entorno de la Facultad de Medicina fueron plantadas por su mano.
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